La conexión entre el intestino y el cerebro a examen: Explorando el eje Microbioma-Intestino-Cerebro

El microbioma se ha convertido en un tema de vanguardia en la investigación sobre la conexión intestino-cerebro, gracias a una mayor comprensión de cómo se relaciona la función del sistema nervioso entérico (SNE) con la microbiota intestinal y el eje intestino-cerebro.

La evidencia demuestra que la microbiota intestinal es capaz de producir neurotransmisores, influir en el estado de ánimo, el comportamiento, la ansiedad y las respuestas al estrés. Gracias a la capacidad de la microbiota intestinal para comunicarse con el cerebro y regular su función normal a través del eje microbioma-intestino-cerebro, su papel sinérgico puede tener un impacto significativo en la salud humana y el bienestar general.

¿Qué es el eje intestino-cerebro?

Se trata de una red de comunicación bidireccional que conecta el cerebro y el intestino a través de extensas vías interconectadas. Estas vías del eje intestino-cerebro son las siguientes:

  • Sistema nervioso central (SNC).
  • Sistema nervioso entérico (SNE).
  • Tejido linfoide asociado al intestino (GALT).
  • Eje hipotálamo-hipofisario-adrenal (eje HPA).
  • Sistema de señalización hormonal intestinal neuroendocrino.
  • Rama simpática y parasimpática del sistema nervioso autónomo (SNA).
  • El nervio vago, principal fibra nerviosa que conecta el intestino con el cerebro.

Cabe señalar que la comunicación dentro de la red del eje intestino-cerebro se produce a través de mensajeros químicos en forma de neurotransmisores como la dopamina, la serotonina, el GABA y la acetilcolina, por ejemplo; además de los metabolitos y precursores de neurotransmisores (triptófano, colina, acetil-CoA, etc.).

Asimismo, las interacciones intestino-cerebro se han estudiado durante décadas, y los efectos negativos del estrés sobre la salud cerebral y el sistema digestivo se conocen desde hace siglos. De hecho, anteriormente se creía que el eje intestino-cerebro solo interactuaba dentro de redes específicas. Sin embargo, avances significativos en la investigación nos permiten comprender el papel vital que desempeña la microbiota intestinal al influir en las interacciones del eje intestino-cerebro.

El surgimiento del eje microbioma-intestino-cerebro

La microbiota intestinal es una población de microorganismos que se encuentra en el tracto gastrointestinal. En contraste, el microbioma humano abarca todos los microorganismos y su material genético presentes en el huésped humano.

Conocido como el superorganismo, el intestino humano alberga entre diez y cien billones de microorganismos con 150 veces más genes que nuestro genoma y diez veces más células bacterianas que las células del cuerpo humano. Con la investigación actual que muestra un aumento del 281% de la diversidad evolutiva del material genético de los microorganismos intestinales en la microbiota intestinal humana colectiva, todavía hay más que aprender sobre las diversas implicaciones del eje microbioma-intestino-cerebro en la salud y la enfermedad.

Hasta hace muy poco, los microorganismos del microbioma humano no se consideraban significativos en el desarrollo y la función del SNC o en la fisiopatología de las enfermedades cerebrales crónicas y los trastornos del estado de ánimo. No obstante, en 2012, el Consorcio del Proyecto Microbioma Humano publicó sobre la estructura, función y diversidad del microbioma humano sano.

Este descubrimiento del microbioma intestinal proporcionó un eslabón perdido entre la señalización compleja del eje microbioma-intestino-cerebro. Se produjo un cambio de paradigma significativo con una nueva comprensión de muchas enfermedades psiquiátricas y neurológicas, incluidos los factores de la microbiota intestinal que influyen en el estado de ánimo y los comportamientos relacionados con el estrés, así como la expresión de la ansiedad y la depresión.

La influencia de la microbiota intestinal en el eje intestino-cerebro

¿Sabías que durante el parto, el recién nacido se impregna de la microbiota de la madre? Esto es esencial para el desarrollo del SNC, el SNE y el eje HPA en las primeras etapas de la vida, así como para generar reactividad y resiliencia ante el estrés.13,14,27 Esto puede ser fundamental para el buen funcionamiento del eje intestino-cerebro y podría intervenir en la regulación de las funciones inmunitarias, endocrinas y metabólicas esenciales.

Por otra parte, el microbioma es una entidad dinámica que puede ser alterada negativamente por varios factores como la genética, la dieta, la permeabilidad intestinal, la respuesta inmune de las mucosas, el metabolismo, la edad, el tratamiento con antibióticos y el estrés. Concretamente, el aumento de la exposición a los factores estresantes se ha relacionado con el incremento de la permeabilidad intestinal y la microbiota intestinal alterada.

Además, la composición de la microbiota intestinal puede influir en la expresión de la enfermedad, como se ve en la disminución de la inmunidad de las mucosas que resulta en enfermedades inflamatorias crónicas. En este sentido, varios estudios científicos coinciden en el papel que la microbiota intestinal juega en múltiples vías de comunicación neuroquímica al cerebro a través del eje microbioma-intestino-cerebro.

Los investigadores han llegado a acuñar el término psicobióticos para describir la microbiota que influye en la relación bacterias-cerebro, como se ve debido a la influencia de los probióticos en la salud psiquiátrica, mental y cerebral.

Cómo cuidar tu microbioma

Los expertos coinciden en que una suplementación específica puede favorecer eficazmente la salud intestinal y un microbioma saludable. La eliminación de ciertos alimentos, el apoyo inmunitario, los prebióticos y probióticos específicos de alta calidad y los alimentos fermentados son algunos de los consejos que detallamos a continuación:

  • Eliminar alimentos inflamatorios

Algunos de los alimentos que podrías eliminar de tu dieta incluyen cereales con gluten, lácteos procedentes de la vaca y azúcares refinados. Todos ellos pueden intervenir de manera negativa en los procesos inflamatorios, generando estrés al eje HPA y aumentando la permeabilidad intestinal. Este tipo de alimentos también favorecen el riesgo de la inflamación crónica si no se controla a tiempo.

  • Tomar probióticos

Consumir suplementos probióticos de alta calidad es esencial, ya que las investigaciones sugieren que ciertas especies probióticas pueden ser beneficiosas para reconstruir un eje microbioma-intestino-cerebro sano. Esto incluye la normalización de comportamientos similares a la ansiedad en el cerebro, tras la exposición a factores estresantes. Te mostramos algunos ejemplos de cepas probióticas beneficiosas:

  • Lactobacillus rhamnosus (15)
  • Lactobacillus helveticus (1)(15)
  • Bifidobacterium longum (1)(4)

Acude a un profesional de la salud para obtener recomendaciones y orientación sobre la selección de probióticos de manera individual y personalizada.

  • Incluir probióticos procedentes de alimentos fermentados

Varios alimentos y bebidas fermentadas contienen probióticos naturales, estos son algunos de ellos:

  • Verduras fermentadas (chucrut, kimchi).
  • Productos lácteos fermentados (kéfir y yogur de cabra u oveja).
  • Té fermentado (kombucha).
  • Incorporar prebióticos a tu dieta

Estos actúan como alimento para los probióticos. Además, algunas bacterias intestinales pueden convertir los almidones resistentes en ácidos grasos de cadena corta (AGCC) que actúan como fibra para alimentar a las bacterias saludables. He aquí algunos ejemplos de probióticos naturales y sus fuentes:

  • Inulina (espárragos, ajo, alcachofa, jícama, cebolla, etc.).
  • Arabinogalactanos (zanahorias, puerros, tomates, cúrcuma, etc.).
  • Almidones resistentes (legumbres cocidas, boniato, calabaza, arroz cocido, etc.).
  • Consumir grasas saludables

Las grasas saludables como los ácidos grasos omega-3 pueden favorecer el mantenimiento regular del tracto intestinal y la microbiota. Esto puede tener un efecto positivo en el eje intestino-cerebro. Entre las fuentes de grasas saludables destacan aguacates, frutos secos, semillas, aceite de linaza, aceite de coco y aceite de oliva virgen extra, por ejemplo.

  • Considerar la suplementación

Además de llevar una dieta saludable, puedes acudir a un profesional de la salud para que te asesore acerca de los mejores suplementos alimenticio para ti. Algunos de ellos incluyen una composición indicada para ayudar a mejorar la salud intestinal. Estos son algunos de los complementos dietéticos que puedes considerar:

  • Betaglucanos para ayudar a disminuir la permeabilidad de la mucosa intestinal.
  • L-glutamina para mejorar la permeabilidad intestinal y la función de barrera intestinal.
  • N-acetilglucosamina (NAG) para mantener sano el revestimiento de la mucosa intestinal.
  • Reforzar el sistema inmunitario intestinal

Los complejos inmunitarios conocidos como tejido linfoide asociado al intestino (GALT) se encuentran en el intestino. Esto incluye las placas de Peyer, que se encargan de proporcionar defensa inmunitaria contra la exposición continua a patógenos, antígenos derivados de los alimentos y microorganismos inofensivos. La organoterapia de placas de Peyer puede utilizarse para reeducar y fortalecer el tejido linfoide asociado al intestino.

Conclusión

Es importante subrayar que la investigación continúa ampliando nuestra comprensión colectiva de la conexión intestino-cerebro y de cómo la función del SNE se relaciona con la microbiota intestinal dentro del eje microbioma-intestino-cerebro.

Por último, cabe destacar que esta comprensión ha representado un cambio de paradigma importante en muchas ramas de la ciencia. De hecho, continúan surgiendo oportunidades para abordar con éxito el estrés y la salud mental en relación con la salud intestinal, así como para reequilibrar la microbiota intestinal para una mejor salud y bienestar general.

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