La ansiedad es un estado mental, que le genera mucha inquietud al sujeto que la padece, y entre muchas otras sensaciones, una inseguridad patológica. Todos tenemos un poco de ansiedad, ya que no deja de ser un mecanismo del que tira nuestro organismo para ayudarnos a enfrentarnos a muchas de las cosas que nos suceden a diario. Sin embargo, cuando esto aumenta y se convierte en un foco de malestar es cuando podemos definir la ansiedad como una enfermedad.
Una de las cosas más complejas es saber si uno padece o no ansiedad en grado superlativo, y por tanto peligroso. Normalmente no es una patología que brota de la noche a la mañana, sino, es más bien, el cómputo de muchas situaciones complicadas. Por decirlo de forma sencilla, es la suma de muchas pequeñas ansiedades, lo que nos lleva a una situación de enfermedad patológica. Lo más complejo de lo que ya se conoce como la enfermedad del Siglo XXI o la enfermedad de los países del primer mundo, es que no es fácil de detectar y además hay muchas variantes. Este conocimiento es básico para determinar como tratar la ansiedad.
- Ansiedad general: supone un exceso de preocupación por todo, y es peligrosamente agresiva ya que influye en todo lo que uno hace.
- Ansiedad relacionada con el pánico: es más agresiva, sobre todo cuando nos enfrentamos a detonantes /como el trabajo, o determinadas responsabilidades o miedos). Puede derivar en problemas físicos.
- Ansiedad derivada en fobias: son situaciones de enfrentamiento a miedos muy específicos que pueden llegar a paralizar a una persona.
- Trastornos obsesivos: son situaciones que generan pensamientos irracionales que alteran de forma drástica el normal comportamiento.
- Ansiedad post traumática: estados desencadenados por situaciones muy complejas y traumáticas.
Tratar la ansiedad comienza por entender que tipo de patología se sufre y desde cuándo. Entender lo que ha podido originar esta situación es muy delicado y básico para desarrollar una solución.